El cerebro dirige las funciones internas de nuestro cuerpo. También integra los impulsos sensoriales y la información para dar lugar a las percepciones, pensamientos y recuerdos. El encéfalo nos permite tener conciencia de uno mismo y la capacidad de hablar y movernos en el mundo. Sus cuatro regiones principales lo hacen posible: El cerebro, con su corteza cerebral, nos permite controlar conscientemente nuestras acciones. El diencéfalo interviene en las sensaciones, controla las emociones y dirige todos los sistemas internos. El cerebelo regula los movimientos del cuerpo, coordina el habla y el equilibrio, al tiempo que el tronco del encéfalo transmite señales de la médula espinal y dirige las funciones y reflejos internos básicos.
El cerebro es la estructura encefálica más grande y parte del cerebro anterior (o prosencéfalo). Su porción externa prominente, la corteza cerebral, no solo procesa la información sensitiva y motora, sino que también permite mantener la conciencia, nuestra capacidad de percibirnos a nosotros mismos y al mundo exterior. Es en lo que la mayor parte de la gente piensa cuando escuchan el término “materia gris”. El tejido de la corteza consiste principalmente en cuerpos celulares de las neuronas, y sus pliegues y cisuras (conocidos como circunvoluciones y surcos) le dan al cerebro una superficie rugosa característica. La corteza cerebral tiene un hemisferio izquierdo y uno derecho. Cada hemisferio puede dividirse en cuatro lóbulos: el lóbulo frontal, el lóbulo temporal, el lóbulo occipital y el lóbulo parietal. Los lóbulos son segmentos funcionales. Se especializan en diferentes áreas del pensamiento y la memoria, la planificación y la toma de decisiones, y el habla y la percepción de los sentidos.
El cerebelo es la segunda parte más grande del encéfalo. Se ubica por debajo de los lóbulos posteriores (occipitales) del cerebro y por detrás del tronco del encéfalo, como parte del cerebro posterior. Al igual que el cerebro, el cerebelo tiene hemisferios izquierdo y derecho. Una región media, el vermis, los conecta. Dentro del tejido interior nace un tronco blanco central, denominado arbor vitae debido a que emite ramas y subramas por los hemisferios. La principal función del cerebelo es mantener la postura y el equilibrio. Cuando saltamos a un lado, nos estiramos hacia adelante o giramos súbitamente, el cerebelo evalúa cada movimiento de manera subconsciente. El cerebelo envía entonces señales al cerebro, indicándole los movimientos musculares que ajustarán nuestra posición para mantenernos firmes.
El tronco del encéfalo conecta la médula espinal con los centros de pensamiento superior del encéfalo. Consta de tres estructuras: el bulbo raquídeo, la protuberancia y el cerebro medio. El bulbo raquídeo se continúa con la médula espinal y se conecta hacia arriba con la protuberancia. Tanto el bulbo como la protuberancia se consideran parte del cerebro posterior. El cerebro medio, o mesencéfalo, conecta la protuberancia con el diencéfalo y el cerebro anterior. Además de transmitir señales sensitivas y motoras, las estructuras del tronco del encéfalo dirigen las funciones involuntarias. La protuberancia ayuda a controlar el ritmo respiratorio. El bulbo maneja la respiración, la digestión y la circulación, y reflejos como el de la deglución, la tos y el estornudo. El cerebro medio contribuye al control motor, la visión y la audición, además de los reflejos relacionados con la visión y la audición.
El diencéfalo es una región del cerebro anterior, conectada con el cerebro medio (parte del tronco del encéfalo) y el cerebro. El tálamo forma la mayor parte del diencéfalo. Consta de dos masas simétricas con forma ovoidea, con neuronas que irradian a través de la corteza cerebral. Los datos sensitivos fluyen desde el tronco del encéfalo hacia el tálamo, junto con información emocional, visceral y de otro tipo, proveniente de diferentes áreas del encéfalo. El tálamo transmite estos mensajes a las áreas adecuadas de la corteza cerebral. Determina qué señales requieren ser concientizadas, y cuáles deben estar disponibles para el aprendizaje y la memoria.
El hipotálamo es parte del diencéfalo, una región del cerebro anterior que se conecta con el cerebro medio y el cerebro. El hipotálamo ayuda a procesar impulsos sensoriales del olfato, el gusto y la visión. Maneja emociones como el dolor y el placer, la agresión y la diversión. El hipotálamo también es nuestro centro de control visceral, regula el sistema endocrino y las funciones internas que mantienen el cuerpo día a día. Traduce las señales del sistema nervioso en hormonas con efecto activador o inhibidor que envía a la glándula pituitaria. Estas hormonas pueden activar o inhibir la liberación de hormonas hipofisarias que actúan en glándulas y tejidos específicos del cuerpo. Mientras tanto, el hipotálamo maneja el sistema nervioso autónomo, encargado de las funciones internas involuntarias. Envía señales que mantienen los ciclos del sueño y otros ritmos circadianos, regula el consumo de alimentos, y controla y regula la química y temperatura corporales.
Artículo de Science Daily sobre un estudio de investigación acerca del sueño REM y la protuberancia, una parte del tronco del encéfalo.
Artículo sobre la anatomía del encéfalo en la Biblioteca en línea de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chicago (University of Chicago School of Medicine Online Library).
Anatomy & Physiology de Visible Body proporciona una cobertura profunda de cada sistema corporal mediante una presentación guiada, visualmente impresionante.
Reseña general sobre el sistema nervioso
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