La inmunidad es el sistema de defensa del cuerpo contra las infecciones y las enfermedades. Los glóbulos blancos cumplen una función clave. Algunos atacan rápidamente cualquier microbio perjudicial que invade el cuerpo. Otros glóbulos blancos se especializan y se adaptan para combatir agentes patógenos particulares. Todos ellos trabajan para mantener el cuerpo lo más sano posible.
Los glóbulos blancos, también denominados leucocitos, defienden el cuerpo de las enfermedades. Normalmente representan sólo el 1% del volumen de la sangre circulante, pero aumentan durante una infección o inflamación. Los neutrófilos son el tipo más común y comprenden el 60% a 70% de todos los glóbulos blancos. Los neutrófilos son fagocitos, células que consumen patógenos invasores. Los linfocitos, el segundo tipo más frecuente de glóbulos blancos, se diseminan por los órganos y tejidos del sistema linfático. Los linfocitos actúan sobre agentes patógenos específicos como parte de la respuesta inmunológica. Otros glóbulos blancos incluyen los eosinófilos, basófilos y monocitos.
Los fagocitos son un grupo de glóbulos blancos que incluyen a los neutrófilos. Estas células consumen bacterias y otros agentes patógenos para proteger el cuerpo de las infecciones. El proceso comienza cuando las sustancias químicas de un agente patógeno, o tejido dañado, atraen a un fagocito. El fagocito se une al microbio, lo envuelve y luego lo devora. Las enzimas del fagocito matan y digieren el agente patógeno. Esta acción se denomina fagocitosis.
Los linfocitos son un tipo de glóbulos blancos producidos en la médula ósea roja, que se multiplica en el sistema linfático. Pueden desplazarse por los sistemas linfático y circulatorio. Los linfocitos incluyen varios subtipos: Las células B producen anticuerpos. Las células T actúan sobre las células infectadas por virus y hongos, las células cancerosas y las células trasplantadas. Los linfocitos citolíticos (natural killer, NK) atacan y destruyen microbios extraños. Todos estos linfocitos contribuyen a la respuesta inmunológica del cuerpo.
Cuando se produce una infección, la fiebre aumenta la temperatura corporal para acelerar la respuesta inmunológica. La reacción puede ocurrir relativamente rápido. Los vasos sanguíneos se dilatan en la región de la lesión, lo que produce inflamación de dicha zona. La vasodilatación permite que más glóbulos blancos abandonen el torrente sanguíneo e ingresen a los tejidos infectados. Luego, los fagocitos hacen su trabajo al consumir los microbios invasores. Esta respuesta rápida del cuerpo ante una infección es un ejemplo de inmunidad innata.
Las células B activadas se multiplican para producir una gran cantidad de clones, la mayoría de los cuales se transforma en células plasmáticas. Las células plasmáticas producen anticuerpos que reconocen a los antígenos en los microbios extraños. Los anticuerpos actúan como marcas que permiten identificar a los invasores. Esto se denomina respuesta mediada por anticuerpos. Las células T, activadas por antígenos presentados por fagocitos, se multiplican y luego buscan y destruyen a las células infectadas. Esto se denomina inmunidad celular (o inmunidad mediada por células). Algunos clones de células B y células T se modifican para permanecer en los órganos linfáticos, de manera que puedan responder rápidamente en el futuro si el agente patógeno reaparece. De esta manera, el sistema inmunológico adaptativo "recuerda" el agente patógeno involucrado. Todo el proceso, en el que la respuesta a agentes patógenos particulares modifica ciertas células B y células T, se denomina inmunidad adaptativa.
Conozca sobre cómo potenciar el sistema inmunológico de Harvard Health Publications y Harvard Medical School.
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